Labradorita

Mística y protectora
La labradorita suele formar parte de una roca ígnea que se conoce como anortosita, pertenece a la familia de los feldespatos plagioplásicos.

Aunque el color de base de la labradorita es gris, en su superficie presenta iridiscencias cromáticas de color púrpura, naranja, rojo, dorado, azul y verde. Esta característica se llama adularescencia, naturalmente se forma de la cristalización del magma.

Bosque fértil que refleja la luz. Pachamama en todas sus formas. Oscuridad fértil que contiene la luz de un agua calma, reflejando la luna o las estrellas. Estar sentado bajo grandes arboles mirando hacia arriba los destellos de luz que entran entre las ramas, y sentir como llega a tu alma poco a poco esta luz tamizada y enciende el fuego de tu espíritu, despierta la conciencia de tu amor, te anima a contemplar, a admirar, a soñar, a sentir la libertad de las alas de mariposa que crecen en ti, hermosas y potentes. Contiene rayos de luz azules, dorados, rojos verdes y violetas; paisajes, grietas, caminos que también tenemos en nuestros paisajes interiores y nos conectan con ellos.

Portadora de luz y autoconfianza. Facilita la conexión con el inconsciente y el desarrollo de la intuición, llevándonos a la contemplación e introspección. Eleva la conciencia, impulsa el despertar espiritual y nos permite asentar las vivencias espirituales en la cotidianidad. Transmite confianza en el fluir del universo y en la vida, conduciéndonos a la aceptación de las experiencias que vivimos, para salir del juicio y el rechazo y vibrar en aceptación y en amor.

Equilibra análisis y racionalidad e intuición y sentimiento, con esto logramos una mente clara que nos lleva a tomar decisiones correctas, a concentrarnos en el momento presente, logrando calma interior, tranquilidad, paz y serenidad. Nos ayuda a comunicarnos mejor con los demás, expresándonos con calma y objetividad. Nos acompaña en el camino hacia la sabiduría y la alegría de vivir

Favorece la escucha consciente del cuerpo, permitiendo la sanación. Facilita la digestión de las emociones y los acontecimientos. Nos acompaña en el camino de transformación e iluminación de las sombras de nuestro inconsciente.

Potencia la imaginación, atrae energías positivas e impide la perdida de nuestra energía. También desvía las fuerzas no deseadas del aura y disipa miedos e inseguridades.